No se trata de un concepto nuevo y en la última década han surgido estudios que comparan las ventajas y desventajas entre correr descalzo y hacerlo con una zapatilla amortiguada.
El pueblo tarahumara del norte de México, suelen colocarse en las plantas de los pies un pedazo de llanta vieja y amarrársela a los tobillos con cuerdas de piel para recorrer cientos de kilómetros, sirvió de detonante para popularizar esta práctica.
Se considera que correr sin zapatillas o calzado de suela liviana y fina fomenta la manera natural de movimiento del cuerpo humano, con lo que se reducen los riesgos de lesiones en un ejercicio considerado de alto impacto.
"Cuando se corre descalzo se hace de una forma natural, en la cual el primer apoyo que hacemos es con la parte media del pie, a diferencia que lo hacemos con la zapatilla que es con el talón".
Aunque también depende de la técnica de la persona consideramos que además de evitar las lesiones por impacto, un corredor minimalista "fortalece los ligamentos y mejora la biomecánica natural del pie".
La diferencia del impacto entre caer con el talón o la punta del pie es muy grande y es por eso que nadie caería de talones porque sabe que se va hacer daño.
Una zapatilla amortiguada lo que hace es camuflar ese impacto, pero éste se produce igual.